Les cuento mi experiencia de viaje a Puquio (en la Región Ayacucho), donde estuve entre el 8 al 11 de setiembre del 2005. Una experiencia inolvidable a propósito del amor al Agua de nuestros Pueblos Andinos.
ESCENARIO DE ARGUEDAS
Esperando la salida para viajar a Puquio y en la agencia de transportes, me encontré con un profesor sanmarquino que iba con sus alumnos.
- ¿Vas a la Fiesta del Agua?, me preguntó.
- No, le respondí. Viajo a un taller sobre diseño de investigación, invitado por el Instituto Superior Pedagógico de Puquio.
- ¡Tienes que quedarte allí hasta el próximo sábado, en que se celebra la Fiesta del Agua. Es muy linda y además es un “vacilón”
Para ir a Puquio, primero uno va a Nazca (sur del Perú). Desde este lugar, uno trepa los Andes, por 2 horas. En la cima, hay una planicie que se llama "Pampa Galeras". Es una puna muy fría, con paisaje lindo, al costado de picos nevados. Miles de vicuñas viven en esta "reserva natural". Los animales se pasean por la pista, porque ya se acostumbraron al paso de los carros ¡Una experiencia inolvidable!
Desde Pampa Galeras, uno comienza a descender la "Cordillera Occidental" de los Andes. Baja hasta la ciudad de Lucanas, lugar cercano a la comunidad de UTEC donde vivió José María Arguedas. La miseria, la rabia, la esperanza, la tristeza y la protesta se confunden en los rostros de las gentes; y se expresan en los cantos, con guitarra, arpa y charango. Yo no contengo mi sentimiento: ¡lloro y me carcome la rabia y las ganas de seguir peleando para que esta gente -nuestra gente- viva como gente!
Es la segunda vez que vengo por estas tierras. Respiro las narraciones de José María Arguedas. Comprendo mejor el sentimiento de su prosa.
De Lucanas uno trepa de nuevo la cordillera, yendo más al sur. Al otro lado, se ve Puquio. Después de 10 horas de salidos de Lima, llego a esta ciudad. Si hubiese continuado el viaje hacia el este, llegaría a Andahuaylas-Ayacucho; si prosiguiese hacia el sur, llegaría a Chalhuanca-Abancay-Curahuasi-Cusco. Ahora hay carreteras asfaltadas o afirmadas. Pero en tiempos de Arguedas, solamente había trochas y uno se trasladaba a caballo, cruzando cerros y quebradas, valles y punas, ríos y lagunas en el lomo de Los Andes. Sé que estos parajes fueron trajinados por Arguedas y es el escenario de su obra "Los ríos profundos".
TALLER CON DOCENTES
Con los docentes del "Pedagógico", trabajamos por tres días. Al final, ellos presentaron proyectos de investigación. Lo interesante fue que de cinco proyectos, tres abordaban el tema de la pérdida de la identidad cultural, poniendo como ejemplo, la distorsión que se daba en la “Fiesta del Agua” que por años se celebra en la ciudad ayacuchana de Puquio que significa, manantial u ojo de agua.
Para explicar la pérdida de la cultura, los docentes –en sus diseños de investigación- colocaron como hipótesis explicativa: la penetración del imperialismo, la deformación cultural por parte de los medios de comunicación y hasta la presencia de religiosos extranjeros en el lugar. Las causas de la pérdida de identidad cultural se colocaban como externas a la escuela.
Durante el evento, varios colegas del Pedagógico me invitaron a quedarme para participar en la“Fiesta del Agua”. ¡Es una belleza y acaba en un “vacilón”! me repetían. La palabra “vacilón” comenzó a golpear mis oídos y pregunté qué significaba exactamente. Me lo dijeron: “¡Es un baile generalizado y al final usted escoge una pareja…!”.
LA FIESTA
Yo había viajado con la profesora María Berrío Casas del Instituto de Pedagogía Popular (IPP), una excelente quechua hablante. ¡Y con ella decidimos quedarnos hasta el sábado 11 de septiembre, día central de la celebración!
Durante la semana, las calles de Puquio se llenaban de comparsas y de “Danzantes de Tijeras”.Todos los barrios de la ciudad participaban en concurso. Por todos los lugares públicos se desplazaban los “llamichus” –personajes disfrazados con piel de llama- haciendo sus gracias y “tomando el pelo” a los transeúntes.
Desde el lunes 6 de setiembre, los "Auquis" (ancianos escogidos) se habían ido hasta la cima de la cordillera a "traer el agua nueva".
El sábado nos fuimos a las afueras de Puquio. Miles de campesinos se habían dado cita para recibir el agua. Mi amiga María me traduce lo que una anciana me dice en quechua: “Chay wichay Apu orqopin yacuqa tiyan” (“allá, arribita en el cerro vive el agua”). Los "auquis" se fueron hasta el pico de las montañas y allí hicieron el "pago" a los "Apus" (dioses) y a la "Pachamama" (Madre Tierra) . El "pago" consiste en sacrificar una llama y regar la tierra y los "puquios" con la sangre caliente del animal. Alimentos, chicha y coca complementan el "pago".
Después del "pago", los auquis vienen limpiando el antiquísimo canal: Es el “Yarqa hasphy”(“acequia haciendo”), cumpliendo ceremonias que solamente ellos saben hacer (pues se trata de rituales secretos). Traen el agua nueva para sus tierras y justamente este sábado 11 de setiembre el barrio de Collana de Puquio celebraba el ingreso del agua hasta la comunidad.
Todo el pueblo salió hasta un lugar especial. Los danzantes de tijeras entran en contrapunto, los"llamichus" se pasean entre la gente haciendo bromas y haciendo beber trago. Los "llamichus" son jóvenes y niños que ponen orden en la fiesta, hacen beber alcohol a la gente y cuentan chistes. Son -al mismo tiempo- disciplinarios, bufones y promotores de la alegría popular.
Aparece un "nakaj" o “el matador” (representando a los conquistadores españoles). Con su cara teñida de negro, irrumpe entre las gentes que lo reciben con pifias y empujones. Vienen los"llamichus" para correr al "nakaj". Los danzantes de tijeras ríen en contrapunto de movimientos y de bebidas alcohólicas (chupadera), al ritmo del violín y del arpa.
De repente, la gente se pone de pie y se alborota: ¡aparecen los auquis! ¡viene el agua! Los "llamichus" hacen sonar sus "huaracas" (hondas) y latas de adorno. Gritan. Hablan en quechua. María Berrío me traduce lo que dicen: “Puriy, puriy, yacucha Noqaykuwan causay yacucha” ("agüita, agüita, camina, camina, vive con nosotros". Los campesinos y campesinas beben más. ¡Viene el agua! Para ellos, el AGUA es motivo de Fiesta. ¡No es un “vacilón”, sino es VIDA, tiene vida y trae vida!
Los Auquis se encuentran con su Pueblo, mientras el agua nueva corre por la acequia. Los Auquis toman varios tipos de bebidas. Antes de beber rocían parte del alcohol en el agua que discurre en la acequia. Al mismo tiempo, se coloca la flor de la retama en las acequias. Hay un delirio generalizado. Casi todos hablan en quechua y le cantan al agua.
Todos beben licor, pero haciendo "pago" al agua. Me invitan chicha de ayrampo que es una variedad de tuna, o fruto del nopal de color rojo intenso que le da ese color y un sabor muy agradable a la bebida. Debo beber “chicha de ayrampito”; chicha de jora y cañazo. Tengo que hacer también "pago" a la Pachamama. Los "llamichus" se pasean haciendo sus gracias. Momentos centrales. Rocían al agua nueva con “llampu”, un polvo especial hecho de conchas de mar. Todo el pueblo está alegre. Cantan huaynos llenos de sentimiento. Mezcla de alegría, de llanto y de rabia. Beben, bailan y se empujan entre sí ¡Es la "fiesta del agua"!
LECCIÓN EDUCATIVA
En medio de la Fiesta, llamé a un “llamichu” y se identificó como un estudiante del Pedagógico. Le pregunté: ¿Por qué ustedes dicen que esto es un “vacilón”? Su respuesta me dejó sin respirar y con mucha preocupación. Me dijo:
- ¿Acaso ustedes los profesores no nos han enseñado que hay seres bióticos y abióticos? ¿Los cerros y los nevados no son seres abióticos? ¿Por qué decir, entonces, que el agua es un ser biótico? ¡Nuestros padres y abuelos son ignorantes, por eso, siguen creyendo que el cerro es un “apu” y que “el agua es vida”!
En realidad, el “llamichu” me estaba diciendo que la culpa inmediata de la pérdida de la identidad cultura en las “Fiesta del Agua” no era el imperialismo, ni los medios de comunicación, sino las enseñanzas cotidianas de los docentes.
Son las 4.30 pm. Debo regresar a Puquio porque a las 6pm sale el "Ómnibus Sánchez" que regresa a Lima. Retorno en un "Moto-taxi". Impresionado y a la vez cuestionado en mis creencias. Me surgen interrogantes como estas:
- ¿Qué preservar de estas creencias y manifestaciones culturales, si tienen como base que "el agua vive" y que son los "apus" o dioses de las montañas quienes nos dan el agua?
- ¿Qué preservar de todo esto cuando las bases científicas nos dicen otra cosa, respecto a que el agua es un ser abiótico y que los cerros son pura naturaleza?
- Si los cerros son “apus” ¿cómo destruir a estos Dioses del Pueblo, cuando se descubre que allí hay minerales?
- ¿La educación al enseñar lo que es "científicamente" el agua y los cerros no carcomen los cimientos de estas creencias ancestrales?
- ¿Cómo conjugar una propuesta educativa que al mismo tiempo desarrolle ciencia y tecnología en nuestro Pueblo, sin que por ello minimice la identidad cultural? ¿Pero no estamos juzgando todo esto con paradigmas occidentales de "ciencia y tecnología"?