Educación: más docentes y horas de clases no garantizan que sea mejor.
Los alumnos de los países que obtienen mejores calificaciones que sus contemporáneos argentinos en las pruebas internacionales tienen en algunos casos menos horas de clases y, en proporción, menos docentes por cantidad de chicos.
Esta situación paradójica, en un país como la Argentina donde el Estado es uno de los que más invierte en educación de toda América latina, surge a partir del análisis de datos aportados por la Unesco y cruzados con las pruebas PISA.
Entre 44 países, en 2012, la Argentina ocupaba el puesto número 39 en cuanto al tiempo previsto para la enseñanza para niños de nueve años. Esta información refleja lo establecido por la normativa en vigor sin considerar los días de clases perdidos por conflictos sindicales, ausentismo o feriados extraordinarios.
"Esta salvedad es muy importante, ya que en la Argentina hay una notoria diferencia entre el calendario de clases legalmente determinado y su efectivo cumplimiento" , dijeron los responsables de un estudio publicado este mes por el Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA), de la Universidad de Belgrano.
El calendario obligatorio argentino establece que se impartan 720 horas de clases anuales en el nivel primario, una cantidad de tiempo inferior que la de los países latinoamericanos que figuran en la lista de la Unesco.
El elenco de 44 países observados por la Unesco en 2012 es encabezado por Egipto, donde la ley preve 1145 horas anuales; seguido por Sri Lanka, con 1094 horas, y en tercer lugar figura Chile, con 1083 horas. De América latina aparecen Perú, con 900 horas; México, 800 horas, y Paraguay, con 773 horas.
De esos 38 países que tienen más tiempo de clases en el calendario escolar que la Argentina, 34 participaron también de la prueba PISA 2012 que evalúa los conocimientos de matemática, lengua y ciencias entre los adolescentes de 15 años. Perú e Indonesia obtuvieron menores puntajes en esta prueba y, en muchos casos, los 32 que se ubicaron por encima no tienen una carga horaria muy superior respecto de la Argentina.
Dos años antes, en 2010, cuando en la Argentina el calendario preveía 680 horas de clases, la medición se hizo entre 49 países y la Argentina quedó ubicada en el puesto 37.
Ese año Indonesia lideraba el ranking, con 1255 horas anuales y era seguido por Filipinas, Estados Unidos y Chile. Entre los países latinoamericanos encontramos a Perú, con 869 horas; México y Brasil, 800 horas, y Paraguay, con 736.
"En la última década fueron mayoría los años en que el calendario legal de clases no tuvo aplicación efectiva en todo el territorio nacional", dicen los investigadores de la UB. Y agregan que tampoco se acató como corresponde lo dispuesto por la ley 25.864, que establece que, ante el eventual incumplimiento del ciclo lectivo normal, las autoridades educativas deben adoptar las medidas necesarias a fin de compensar los días de clases perdidos hasta completar el mínimo establecido.
Esa ley también determina que para el cómputo de los 180 días fijados se considerará "día de clase" cuando se haya completado, por lo menos, la mitad de la cantidad de horas de reloj establecidas por las respectivas jurisdicciones para la jornada escolar, según sea el nivel, régimen o modalidad correspondiente.
"No debería sorprender que los estudiantes de Chile, México y Brasil obtuvieran mejores puntajes que nuestros estudiantes en la prueba PISA 2012", dicen los investigadores de la UB, basados en los datos que muestran que esos países dedican más tiempo efectivo a la enseñanza.
Otro aspecto paradójico del bajo rendimiento del proceso de aprendizaje argentino es que aquí se presenta una adecuada y favorable proporción en la cantidad de alumnos a cargo de cada docente.
Mientras la Cepal informa que el promedio general de los 36 países de América latina y el Caribe es de 19 alumnos primarios por docente, en la Argentina −según el estudio de la UB− la relación es de 16 alumnos por docente.
En Cuba, país que lidera las evaluaciones de calidad educativa de la escuela primaria que regularmente realiza la Unesco, cada maestro atiende a nueve alumnos. De los países que participaron de PISA 2012, esa relación es de 14 alumnos por docente en Uruguay; 17, en Costa Rica; 20, en Perú; 22, en Chile; 28, en México y en Colombia, y 34, en Honduras.
"Esto significa que, en proporción a la cantidad de alumnos, tenemos en la Argentina un 75% más de docentes que en Colombia y México, un 38% más que en Chile, un 25% más que en Perú y un 6% más que en Costa Rica", dicen los investigadores. Y agregan: "Son diferencias muy importantes, ya que una eventual sobreabundancia de docentes es un factor que debilita sensiblemente la eficacia del gasto público que se dedica a la educación".
Se observa luego la relación de alumnos por docente y los niveles de conocimiento demostrados por los alumnos. Se registra que en PISA Costa Rica, Chile y México, a pesar de tener una menor proporción de docentes por alumnos que la Argentina, tienen resultados mejores en matemáticas.
Colombia y Perú tienen menos docentes por alumnos que la Argentina y registran puntajes menores en esa prueba. "Todos estos datos muestran que, a pesar de que nuestro país tiene una alta relación docente−alumno, este gran esfuerzo no le ha permitido alcanzar niveles superiores de conocimiento a sus alumnos", dijo Alieto Guadagni, director del CEA.
Un informe que muestra nuevos desafíos El informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina (CEA), dirigido por Alieto Guadagni, plantea ejes poco recorridos
"A pesar de que la Argentina tiene una alta relación docente−alumno, este gran esfuerzo no le ha permitido alcanzar niveles superiores de conocimiento a sus alumnos" "En el país hay una notoria diferencia entre el calendario de clases legalmente determinado y su efectivo cumplimiento" "Una eventual sobreabundancia de docentes debilita sensiblemente el gasto público que se dedica a la educación" .