COMENTARIO AL DÍA

SOY DOCENTE DE LA ESPECIALIDAD DE COMUNICACIÓN Y TÉCNICO EN COMPUTACIÓN E INFORMÁTICA, TRABAJO EN LA IEE "FRANCISCO IRAZOLA" Y EN SENATI. TENGO EXPERIENCIA EN TRABAJOS TÉCNICOS PEDAGÓGICOS, TRABAJOS TUTORIALES DE ACOMPAÑAMIENTO, TRABAJOS DE CABLEADO Y CONFIGURACIÓN DE REDES, REPARACIÓN Y MANTENIMIENTO DE COMPUTADORAS, ASESORO EN ELABORACIÓN DE CUADRO DE HORAS, ADMINISTRACIÓN DEL SISTEMA SIAGIE (MED) Y ADMINISTRACIÓN DE HORARIOS ESCOLARES (ASC HORARIOS), GRADO DE MAESTRO CON LA MENCIÓN EN ADMINISTRACIÓN EDUCATIVA, ESTUDIOS CONCLUIDOS DE SEGUNDA ESPECIALIZACIÓN EN COMUNICACIÓN (MINEDU-UNCP), EXPERIENCIAS DE TRABAJO COMO ESPECIALISTA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN A CARGO DE LA REGIÓN LORETO (2015) Y HUÁNUCO (2016), EXPERIENCIAS COMO TUTOR ONLINE Y CAPACITADOR DE AULAS FUNDACIÓN TELEFÓNICA Y EN LA ACTUALIDAD SOY ESPECIALISTA DESIGNADO EN EDUCACIÓN SECUNDARIA A CARGO DEL ÁREA DE COMUNICACIÓN E INFORMÁTICA DE LA UGEL RÍO TAMBO - SATIPO

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martes, 22 de enero de 2013

Profesores y baja PSU


Durante los últimos meses han existido numerosos cuestionamientos a la conveniencia de utilizar los puntajes de la prueba de selección universitaria (PSU) como única medida de acceso a las universidades. La principal crítica radica en que parte importante de los resultados en el test dependerían de la realidad socioeconómica de los alumnos y, por lo tanto, jóvenes talentosos estarían quedando excluidos de acceder a las universidades más selectivas debido a su origen social.

En este escenario, resulta curioso que la principal estrategia para atraer talento a las carreras de educación – la Beca Vocación de Profesor- utilice casi exclusivamente esta prueba para calificar a quienes serían los candidatos más aptos para formarse como profesores. Los criterios que rigen la asignación de este beneficio son simples: obtener al menos 600 puntos promedio entre las pruebas de matemáticas y lenguaje o 580 si es que el alumno pertenece al 10% de mejor rendimiento en su establecimiento educacional.  Esto equivale a estar, aproximadamente, en el 18% (600 puntos) o 23%  (580 puntos) de mejor rendimiento en la PSU.

Como se ha repetido con fuerza durante los últimos años, atraer a los estudiantes más talentosos a las carreras de educación debe ser una prioridad a nivel nacional: sólo en la medida en que se reclute a los mejores candidatos, se les entregue una sólida formación y condiciones adecuadas para el desempeño nuestro sistema podrá alcanzar los elevados estándares educativos que tanto se anhelan. Sin embargo, definir “talento” no es tarea fácil, especialmente cuando la investigación científica no ha logrado descifrar cuales serían los componentes de la llamada “efectividad docente”.

En este escenario, la intención atraer talento mediante la PSU choca con una realidad: no existe certeza de que un alto puntaje en la PSU sea predictor de un profesor de elevado desempeño. ¿Por qué, entonces, se utiliza este parámetro para seleccionar a quienes serán reconocidos y estimulados como los “mejores candidatos”?

El énfasis en la búsqueda de atraer a “los mejores puntajes” a las carreras de educación parece tener una justificación práctica: los datos muestran que los resultados de la prueba INICIA, que rinden los egresados de carreras de educación al finalizar su formación,  tienen una correlación casi perfecta con los de la PSU. Es decir, quien entra con un elevado puntaje a una carrera de educación tendrá, en promedio, un mejor puntaje en conocimientos disciplinarios al finalizar la carrera y quién llegó con una bajo puntaje difícilmente dominará estos contenidos. Esto, que es desde hace años conocido, implica que las universidades no logran revertir las carencias en la formación de los profesores y agregan escaso valor en esta área.
Los puntajes de la PSU estarían asegurando la existencia de un grupo que, dada su nivel de logro en el examen de admisión, al egresar tendría suficiente dominio disciplinario como para ingresar al mercado laboral. Esto, obviamente, es importante. Aunque un docente efectivo es mucho más que el conocimiento del contenido que enseña, es imprescindible que esta característica esté presente.
Dado que para ser profesor se requieren muchas más habilidades que las que puede consignar la PSU, resulta necesario diversificar los mecanismos de acceso pero manteniendo las garantías de calidad. Una alternativa, por ejemplo, sería establecer que todos los programas de formación de educadores sólo puedan admitir estudiantes provenientes del 30% de mejor desempeño en la enseñanza media en sus establecimientos escolares. A partir de este filtro inicial, se debería evaluar factores como liderazgo, capacidad de trabajo en equipo, aspectos vocacionales y psicológicos. Para garantizar que los estudiantes tuvieran al momento de su egreso los conocimientos disciplinarios suficientes para ejercer la profesión debería utilizarse una prueba cuyos resultados estén vinculados a la acreditación del programa de formación y a los apoyos económicos que reciba por parte del Estado.  

Resulta urgente, entonces, introducir mejoras al sistema de atracción de talento a las carreras de educación, responsabilizando a las universidades de la formación y permitiendo que estudiantes que se ven perjudicados por parámetro escogido para entregar los beneficios puedan desarrollar su vocación, aún cuando hayan obtenido los mejores puntajes en PSU.

http://blog.latercera.com/blog/ggutierrez/entry/profesores_y_baja_psu